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31.LDNM - Ago-Oct 2009
Música
Arqueología musical: tesoros en el retrovisor
César Estabiel
Mientras algunos siguen alimentando el debate de si ya todo está inventado en la música otros prefieren mirar en sentido contrario apostando su prestigio a que no todo está descubierto. 2008 y 2009 fue un buen año para los que cada vez nos aburrimos más con las estrellitas del pop/rock británico y los neotradicionalistas de Estados Unidos. Ahí van seis recopilatorios arqueológicos para confirmar que el pasado tiene mucho que ofrecer.
African Scream Contest. Raw & Psychedelic Afro Sounds From Benin & Togo 70s (Analog Africa). En el año en que se popularizó el afrobeat (notables los recopilatorios del sello Soundway), en el apartado nigeriano también nos hemos encontrado con colecciones de highlife (como la del sello Vampisoul). Ahora que hemos aprendido a situar a Nigeria en el mapa, nos toca localizar a Benin y Togo, dos pequeños estados con exuberante pasado sonoro. Su música, todo sea dicho, creció encerrada entre las férreas fronteras que impusieron sus numerosos y fugaces regímenes autoritarios. En 1973 se prensó el primer vinilo en Benin, sólo pocos años después de que empezaran a llegar con cuentagotas las importaciones de música. Por la izquierda geográfica, se recibió la brisa del son cubano. Por la derecha, se bailó al ritmo del soukous o rumba congoleña. El clima musical era sustancioso pero la falta de canales información impedía que los artistas de Cotonou (la ciudad más grande de Benin) supieran lo que se cocía en otros puntos del país. Este recopilatorio unifica la escena.

The Tragar & Note Labels (Numero Group). Más que un sello discográfico con excelente gusto, Numero Group ofrece un servicio a la humanidad. Cuando la mítica discográfica Soul Jazz parece rascar sobre lo rascado en sus últimos lanzamientos jamaicanos, los arqueólogos de Numero encuentran filones aún vírgenes allá donde meten la pala. Más que notable es su rescate de Tragar y Note, dos sellos surgidos en Atlanta, ciudad pionera en llevar a la práctica los derechos de la población negra, promoviendo importantes negocios (periódicos, compañías de seguros) en los que la propiedad era exclusivamente de raza negra. Durante dos años (1968 y 1969), ambos sellos defendieron la causa soul con tanta clase como Stax o Motown. Incluso el dream team de compositores y productores Holland-Dozier-Holland (que tanto ayudó a la coronación de las Supremes) aportó una de sus composiciones ?"Love Makes Me Do Foolish Things"? en la voz de Eula Cooper.

1970's Algerian Proto-Rai Underground (Sublime Frequencies). Si en sus años mozos Khaled ya denunció la persecución que sufrían los artistas argelinos por incluir en sus canciones una temática tan inofensiva y juvenil como los coches y las chicas, podemos imaginar lo complicado que lo debieron tener diez años atrás los pioneros del raï moderno. Su exaltación de la vida y los placeres terrenales estuvo vetada en las radios argelinas hasta 1985, año en que el raï empieza a popularizarse (sobre todo en Francia) con figuras internacionales como Safi Boutella, Cheb Mami o un Cheb Khaled ya exiliado en París. Este recopilatorio recupera los inicios casi clandestinos del género y nos presenta al que podría ser el padre del movimiento: Messaoud Bellemou. Entonces aquellas canciones tan vitalistas sólo podían disfrutarse en los cabarets del puerto de Orán.

Give Me Love: Songs Of The Broken Hearted Bagdad. 1925-1929 (Honest Jon's). Canciones de desamor en el Bagdad de los años veinte. Parece asunto lejano, pero ese temblor de las cuerdas vocales y la invitación al trance de los cantantes conducen sin remedio a la atmósfera del flamenco. Como no entiendo de palos (perdonen mi ignorancia) no puedo ser más concreto, pero cambien la guitarra española y a una cuadrilla de palmeros por el hipnótico violín de los kurdos e igual puede que me entiendan. Algunas de estas canciones eran interpretadas por hermosas voces femeninas en clubes nocturnos; así se ganaban un segundo sueldo. El primero se lo proporcionaba la prostitución.

Living Is Hard. West African Music In Britain 1927-29 (Honest Jon's). Curioso. Una colección de voces africanas de los años veinte que no fueron grabadas bajo un sesudo trabajo de campo en el continente africano. Todas provienen de un estudio inglés. A diferencia de los rescates de afrobeat o highlife, aquí los artistas están despojados de su entorno (se trata de inmigrantes explotados al borde de la esclavitud, de ahí el título). Algunas canciones están grabadas sin los protocolos que precisa el hombre blanco. Me explico con el ejemplo de la canción que aporta Ben Simmons: no tiene título, no hay instrumentos y las notas musicales han sido aniquiladas por expresiones guturales.

Sprigs Of Time. 78s from the EMI archive (Honest Jon's). Tesoros hallados al bucear en los archivos más polvorientos y cotizados de EMI; la grabación más antigua encontrada data de ciento cinco años atrás. Aunque el exagerado eclecticismo dificulta una escucha continuada (para entendernos: aquí se meten en el mismo saco canciones albanesas, primitivas habaneras, rock'n'roll antes del rock'n'roll y mantras indonesios) los hallazgos tienen el mismo encanto que encontrarse una gran casa ya abandonada justo detrás de un centro comercial. Se puede entender como un documento histórico, pero también como un fugaz alegato de una belleza en vías de extinción.
El orgullo del Tercer Mundo: hacia la fonoteca digital universal
Texto: Iván Conte


En la década de los ochenta, las por aquel entonces llamadas "músicas del mundo" respondían a la demanda de un público maduro que buscaba consumir una espiritualidad supuestamente perdida en el occidente capitalista. A pesar de que en los años setenta ya había sellos publicando músicas procedentes de otras culturas, como es el caso de la legendaria discográfica Ocora, el interés que hubo unos años después facilitó el establecimiento de unas estructuras industriales que permitirían durante muchos años la presencia en Occidente de músicos originarios de otras culturas. Ahora, en plena resaca capitalista, los blogs han provocado un destacable cambio en el precio y el modo en que tenemos acceso a músicas procedentes de África, Latinoamérica y otras regiones, originariamente editadas en vinilo o casete y que no están disponibles en nuestras tiendas.

Se trata, por tanto, de un cambio estructural llevado a cabo por blogs como Awesome Tapes From Africa, Excavated Shellac, Likembe, Sea Never Dry y Voodoofunk. Estos son sólo algunos ejemplos de rincones de Internet que han adquirido prestigio y han hecho llegar la música africana a un nuevo público, facilitando, de paso, las posibilidades comerciales de arriesgadas aventuras discográficas como las de los sellos Sublime Frequencies, Honest Jons o Soundways e incluso la resurrección del sello Strut, que en 2001 publicó Nigeria 70: The Definitive Story of Funky Lagos, recopilatorio pionero y que dio forma a la plantilla de los estándares de calidad seguidos en los últimos años en este tipo de discos.

Esta oleada ha beneficiado principalmente a la música del occidente africano, pues aunque hay blogs similares centrados en otras músicas, no han tenido el impacto de los mencionados anteriormente. Una vía intermedia con bastante aceptación parece ser la de Excavated Shellac, en el que a través de sus entradas se ofrece un sólido y bien argumentado repaso a múltiples músicas tradicionales (también hay algo de flamenco rescatado de discos de vinilo). Se actualiza únicamente dos veces al mes, con lo que evita caer en la agobiante sobreabundancia de otras bitácoras.

Detrás de estos proyectos hay, en la mayor parte de las ocasiones, una persona blanca de mediana edad escribiendo desde un país occidental, especialmente Estados Unidos. En los blogs más prestigiosos, lo normal es que su responsable haya estado en África comprando vinilos o casetes. Es el caso de Briam Shimkovitz, quien puso en marcha Awesome Tapes From Africa para compartir, en formato MP3, las casetes que había comprado durante su estancia en Ghana con una beca Fullbright. El de Shimkovitz es, por cierto, uno de los principales responsables de la popularización de este tipo de blogs. El mismo Andy Moor (de los legendarios The Ex) ha elogiado públicamente este proyecto: "Briam Shimkovitz no es alguien que quiera sacar provecho. Simplemente está proporcionando un recurso de música gratuita que de otra manera nunca escucharíamos [?] Los músicos se pueden beneficiar de gente que escuche su música, le guste y busque más".

Incluso las aventuras rastreando grabaciones de música africana han dado lugar a figuras casi mitificadas, como la de Frank Conakry (Voodoofunk), quien ha relatado en varias entrevistas cómo una de sus experiencias más impactantes fue rebuscar vinilos en un almacén en el que había escorpiones. Sus trepidantes aventuras buscando discos en Benin o Guinea aparecerán recogidas en el esperado documental Take Me Away Fast, cuyo estreno está previsto para finales de año y del cual ya se puede encontrar un interesante adelanto en Internet. Casos como el de Conakry parecen confirmar que el rastreador de vinilos y casetes en África es una especie de versión moderna del explorador clásico del siglo XIX.

Más allá del indudable valor que tiene el hecho de facilitar el acceso de estas músicas a un público occidental de una manera que la industria discográfica no había sido capaz de ofrecer hasta el momento, otro de los atractivos de este tipo de blogs reside en los textos, los cuales pueden ir desde apuntes biográficos y una portada escaneada hasta entradas más ambiciosas en las que se traza el contexto musical al que pertenecen las músicas compartidas, rozando en ocasiones la etnomusicología. En este sentido, merece también la pena mencionar a reputados blogueros como pueden ser Wayne Marshall y Jace Clayton (DJ/rupture), a través de cuyas entradas e innumerables enlaces se pueden establecer conexiones entre estas músicas, narrativas comunes a todas ellas y, lo que es más importante, se señalan los debates abiertos en torno a nuestra posición como consumidores occidentales de música africana o latinoamericana, entre otras. El blog del primero de llama www.wayneandwax.com y el del segundo, www.negrophonic.com. Lo mejor de todo es que en ningún momento pierden el carácter periodístico/divulgativo. Nada que ver, por tanto, con el árido tono académico, aunque ellos mismos se muevan en los márgenes de ese registro.

Llama la atención que muchos de estos blogs se centren en músicas con varias décadas de antigüedad. Sus responsables llevan a cabo una necesaria arqueología musical ?de hecho, Frank Conakry es arqueólogo? que no oculta un debate que apunta a un salto generacional en relación con un nuevo público que demanda músicas africanas, latinoamericanas o árabes influidas por el dancehall jamaicano, el hip hop estadounidense y el techno, del mismo modo que antes estaban influidas por el rock, el soul o el funk. Resulta curioso comprobar cómo muchos blogs se centran en músicas africanas, latinoamericanas o árabes que hoy consideramos como clásicas, mientras que otros prestan atención a las canciones que se están produciendo ahora mismo. En realidad, se trata de la continuación de un debate abierto hace ya casi treinta años, cuando empezaron a surgir las primeras músicas digitales en territorios como Jamaica con el dancehall y que abrieron una controversia muy interesante acerca de la actitud de un sector del público occidental, que asocia autenticidad con grabaciones analógicas y que se ha sentido alienada por recientes, y formidables, oleadas como las del reggaetón, el kuduro o el kwaito (convenientemente revisadas en estas páginas en números anteriores).

Curiosamente, lo que ha ocurrido en los últimos treinta años no deja de ser una repetición de lo que ocurrió con las músicas recuperadas en blogs como los señalados al comienzo de este texto; si en los sesenta y en los setenta músicos africanos fagocitaban influencias rock, soul o funky para modificar su propia manera de crear música, en la actualidad, y sobre todo gracias al abaratamiento de la tecnología, ha ocurrido lo mismo pero con distintas influencias. Andy Moor (The Ex) dijo en una entrevista hablando de la música africana que "esta búsqueda de la autenticidad es, para mí, uno de los proyectos más peligrosos de algunos cazadores de músicas del mundo puras e intactas [?] La música de todas las culturas fluye en todas direcciones y ese movimiento es lo que mantiene a la música viva y en desarrollo". Es, precisamente, este estado de constante movimiento lo que hay que celebrar en estas músicas, y esta serie de blogs han proporcionado una inesperada estructura en los márgenes de la industria discográfica muy simbólica de cómo la tecnología puede afectar positivamente las relaciones interculturales.




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